martes, 14 de junio de 2011

¿Se erradicó el analfabetismo?


Por:  Jinre

14.Jun.2011

Resulta sorprendente la forma cómo una persona puede arrogarse virtudes y méritos cuando estos no evidencian la transparencia del caso. Nos referimos a la "autoproclamación" que hizo el gobierno de Alan García de que el Perú ya es un país libre de analfabetos, ceremonia que considero ha carecido de datos y sustentos que lo hagan más creíble.

Es sorprendente asimismo, que los medios de comunicación no hayan hecho hincapié en una crítica sincera, objetiva, seria, sobre un tema que debería merecer la importancia y precupación debida para una sociedad como la nuestra que se jacta de sus logros macroeconómicos. La falta de interés a un tema de tanta trascendencia como el mencionado, tal vez sea el mejor reflejo de lo que somos como sociedad, a quien se le vende con mayor emoción la idea de defender al Pisco o el Suspiro Limeño, más que ha comprometerse por una verdadera alfabetización en nuestro país.

El día de ayer el presidente Alan García, sin rubor, con cuestionable falta de pruedencia de un Ser Humano que se encuentra al servicio de una nación con serios problemas de analfabetismo, de comprensión de lectura, de nivel intelectual escolar, con problemas estructurales en educación, sin políticas educativas de largo plazo, de manera unilateral, en una clara demostración de lo que es el "autobombo", autoproclamó al Perú como país libre de analfabetismo y a su gobierno como el gestor de dicho éxito. Me pregunto: ¿alguien sabe quién ha certificado las cifras de disminución del analfabetismo que señala el presidente?, ¿alguien sabe si algún funcionario de la ONU o de la UNESCO estuvo presente en la ceremonia de ayer para certificar tan importante anuncio?.

Nos preguntamos, ¿no son acaso la ONU y su dependencia, la UNESCO, las que conjuntamente con los gobiernos de turno, y luego de las verificaciones y confirmaciones realizadas por sus técnicos especialistas, las encargadas de certificar si un país ha cumplido con disminuir de manera efectiva con los índices de analfabetismo que la afectan?.

Lo que hemos visto el día de ayer en Palacio de Gobierno fue una fiesta organizada por el anfitrión en la cual este se autoproclama gestor de un éxito que ningún organismo internacional ha certificado, al menos, el presidente no hizo referencia a ningún funcionario de la ONU invitado para realizar tan importante anuncio. Sólo como ejemplo, debemos recordar que los procesos de erradicación del analfabetismo en países como Cuba, Venezuela, Bolivia, etc. han contado con la certificación y presencia de la ONU y la UNESCO, organizaciones que se encargan de envíar a sus comisiones de técnicos especialistas, los mismos que trabajan en validar las políticas alfabetizadoras emprendidas y los resultados obtenidos; hay que recordar que en las ceremonias de consagración de la disminucíón del analfabetismo por debajo de las metas internacionales establecidas, no sólo se encuentran invitados los ministros del gobierno de turno, no sólo celebran el presidente y sus funcionarios, sino también, y como un acto de transparencia y objetividad, se encuentran invitados los funcionarios de la ONU y la UNESCO quienes con su presencia respaldan y validan los logros efectivamente alcanzados, al menos, es lo que la experiencia nos refiere.

Cuanto desearíamos que en verdad las políticas para combatir el analfabetismo en nuestra patria sean las esperadas, sería el primero en celebrar con emoción profunda las mismas. Considero que un hecho como este debería emocionar al pueblo entero y comprometer el alma nacional.

Sabemos por experiencias internacionales compartidas, que cuando un país se propone erradicar el analfabetismo, se convoca a la sociedad en su conjunto, se compromete el espíritu nacional, se monitorea en todos los rincones del país los avances periódicos, se convoca voluntarios y brigadas alfabetizadoras, a donantes de materiales, al sector privado, los medios de comunicación son invitados a participar y difundir las tareas, es decir, se comparte de manera constante la emoción sin igual que significa alfabetizar y elevar el nivel educativo de un país, comparable sólo tal vez con la alegría que se experimenta cuando enseñamos las primeras letras a un hijo. Pero creo que nada de esto se ha percibido en nuestro país en los últimos años, creemos que ninguna emoción masiva ha movido la fibra intema de la autoestima nacional en ese sentido, muy por el contrario, según lo hemos podido comprobar, son muchos los que ni siquiera sabían que el gobierno se había propuesto tales metas.

De corazón, ojalá algún día erradiquemos el analfabetismo de nuestras sociedades, y como siguiente medida, nos propongamos inmediatamente erradicar el Analfabetismo Funcional, ese que afecta a quienes sabiendo leer y escribir, no lo hacen en realidad.

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