lunes, 13 de abril de 2009

A una semana de la sentencia... Fujimori 25 años.

por: "Jinre" 
13.Abr.2009
A una semana de la sentencia a 25 años, deseo compartir lo siguiente…
Es cierto, aún hay muchas heridas abiertas, heridas profundas que los indolentes cultivados en la década de Fujimori no las sienten como tragedia… y contra ella la batalla es como contra quienes no entienden lo que significa el amor al prójimo, al hermano, al paisano, a la rosa , a la ternura, a la belleza, a la capacidad de indignación que debe guiar a todo ser humano medianamente razonable. Es cierto, son muchas más las heridas que duelen en lo más hondo… sin embargo, la probidad y entereza de este tribunal presidido por el Doctor César San Martín nos devuelve de algún modo la esperanza… nos muestra que la dignidad puede resurgir en nuestro país como una flor hermosa - como nos relatara alguna vez el maestro Abilio Soto Yupanqui en su poemario quechua Qapaq Taki – una flor crecida en la pendiente de una quebrada, pero que empeñada en erguirse cada vez más fortalece sus raíces aferrándose a la tierra para finalmente iluminar con su delicada hermosura lo pétreo que suele ser el entorno en que vivimos… por ello, asumo con satisfacción esta sentencia, aunque siempre será insuficiente frente a la vida cegada con barbarie, sobretodo, por parte de quien teniendo como arma la autoridad presidencial conferida, vía un aparato de poder debidamente organizado y financiado, asumió una guerra sucia que desprecia la condición humana, tal cual sucedió en Chile y Argentina, “autoridades” que ahora pretenden apagar las lágrimas de madres y hermanas con el tóxico aliento de la mentira e indolencia, como cantara alguna vez don José Larralde, ese hermano argentino.
Cantuta y Barrios Altos son sólo dos de los muchos casos de delitos contra los Derechos Humanos y estos ocurrieron en Lima, este último a tan sólo media calle de una Comandancia Policial y a unas escasas cuadras del Congreso de la República, tal vez por ello, esto pudo hacerse público y finalmente enjuiciarse. Sin embargo, lo ocurrido en el interior, en la puna, en los pueblos alejados, en las comunidades - Accomarca, Cayara, Putis, El Santa, Etc Etc. - donde se perpetraron matanzas de hombres, mujeres y niños cuyos cuerpos hasta el día de hoy se siguen descubriendo en fosas comunes por cientos, siguen cubiertos por el velo de la distancia que discrimina y olvida.
No obstante lo comprobado en su momento, el régimen de Fujimori lo negó todo. Sus congresistas que ahora se muestran indignados con la sentencia, inmediatamente después de la matanza de los Estudiantes de la Cantuta llegaron a sostener en un informe oficial del Congreso que los Estudiantes asesinados se habían “autosecuestrado”. En el colmo del cinismo y la indolencia, los calumniaron, los acusaron injustamente aún muertos y se negaron a todo tipo de investigación para determinar a los culpables; eso no debemos olvidar nunca. Esos mismos congresistas ahora se presentan como portavoces de la verdad y claman justicia para su líder, el ahora delincuente Alberto Fujimori Fujimori.
Ante estos y muchos otros hechos ocurridos en nuestra patria, el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional se constituye en documento imprescindible para entender las dimensiones de lo ocurrido en el Perú, de uno y otro lado, ahí se encuentran testimonios, registros, cifras y demás datos de suma importancia.
En lo personal, pudimos estar presentes en algunas de las audiencias públicas que se llevaron a cabo en Lima y debemos confesar que la experiencia era indescriptiblemente dolorosa… y uno se preguntaba: ¿cómo pudo ser posible tanto dolor asestado a la inocencia?, ¿cómo no haber sabido que esto ocurría en nuestra patria, en nuestra casa?.
Claro está, el Informe de la Comisión de la Verdad sigue recibiendo el rechazo de los que adularon estos regímenes de terror, de los que sin siquiera haberse tomado la molestia de conocerlo en alguna de sus partes pretenden negarlo, incluyendo al actual Cardenal del Perú: monseñor Cipriani, el mismo que de puño, letra y acción colgó un letrero en la puerta de su iglesia en Ayacucho que decía: “No se reciben Denuncias por Derechos Humanos”, como respuesta de portazo en la cara a nuestros paisanos que llegaban desde el campo al pueblo con la esperanza de ser escuchados al menos por el representante nada menos que de Dios en la tierra, en ese momento ubicado en Ayacucho.
Es cierto, dicho informe es extremadamente extenso como con toda justicia seguro debía serlo, sin embargo, existe una versión resumida que brinda datos de invalorable importancia que deben ser conocidos y asimilados por una sociedad que pretende reclamarse responsable y justa.
Nos siguen doliendo nuestros muertos, pero la esperanza de justicia nos sigue acompañando.
Por ello, tras diecisiete años, con el ejemplo indeclinable, la persistencia de la madre, del hermano, la hermana que busca justicia venciendo el tiempo, podemos recordar lo que escribiera hace un tiempo nuestro maestro Manuel Acosta Ojeda:
“Se puso de pie el Amor,
cuando iba ser fusilado,
el Gorila disparó
y el Amor siguió parado…!!”
Abrazos,
Aún con dolor, pero lleno de esperanzas por dignidad y justicia.
Lima Perú.